Miembros cortados. Cachorros drogados. La vida real del Cocaine Bear no está a la altura de la ficción. Pero la historia detrás de la película sigue siendo fascinante.
Ciudad de México, 1 de marzo (InsightCrime).- La imagen de un oso aspirando vorazmente una raya de cocaína sobre la pierna mutilada de una persona es uno de esos instantes memorables del cine.
Valga aclarar que la violencia asociada al narcotráfico no es algo risible. El tráfico internacional de cocaína ha causado un sinnúmero de muertes y amenaza la seguridad de casi todos los países de América Latina y el Caribe.
No obstante, el desmadre del oso cocainómano a través de sus desventurados gángsters, guardaparques y excursionistas del Bosque Nacional Chattahoochee-Oconee, en el estado de Georgia, Estados Unidos, es bastante entretenido de ver. Y vale la pena explorar cómo los narcovuelos de Pablo Escobar hacia Estados Unidos inspiraron una película así (Advertencia de spoilers).
Han corrido ríos de tinta sobre la ficción que presenta la película, basada en un hecho real, en el que un oso halló cocaína arrojada desde una avioneta cargada de droga. En la película, el oso aspira tanta cocaína que avergonzaría a Cara Cortada. Y en cuestión de instantes, se hace adicto; logra oler la droga a kilómetros de distancia y mata a cualquiera que se interponga en su camino. Incluso sus dos cachorros se convierten en desalmados cocainómanos hacia el final, lo que sienta las bases para una secuela.
El oso que encontró los paquetes de cocaína en el bosque en 1985 nunca tuvo oportunidad de desatar una oleada sangrienta. Su cuerpo fue descubierto junto a los paquetes de cocaína, y una autopsia no halló más que unos cuantos gramos en su sangre.
"El oso llegó hasta ella antes de que nosotros pudiéramos hacerlo, abrió el paquete desgarrando el bolso de lona, consumió un poco de cocaína y sufrió una sobredosis", explicó Gary Garner, de la Oficina de Investigaciones de Georgia, a la Associated Press en la época.
Pero detrás de la ficción hay una historia fascinante. La cocaína la llevaba Andrew C. Thornton II, un narcotraficante que dirigía un numeroso grupo criminal en Tennessee y los estados vecinos y que muy seguramente estaba en contacto con el Cartel de Medellín de Escobar. Thornton transportaba su cargamento de drogas en una pequeña avioneta Cessna, un modus operandi que proliferó en los ochenta y que aún hoy es extremadamente común.
LA CONEXIÓN CON PABLO ESCOBAR
La conflagración del avión, que abre la película, muestra a Thornton saltando de un avión Cessna 404 para morir después de deshacerse de copiosas cantidades de cocaína. Se dice que el personaje volvía de buscar drogas en Montería, capital del departamento de Córdoba, al norte de Colombia. Según Bill Leonard, copropietario del avión con Thornton, aterrizaron en una ciénaga y enseguida se vieron rodeados de hombres armados de ametralladoras. La cocaína presuntamente iba envuelta en paquetes amarillos y empacada en maletines de lona, cada uno amarrado a un paracaídas, que serían arrojados desde el avión.
Leonard no detalló qué grupo colombiano le proveía drogas a Thornton en 1985.
La historia cuenta que Pablo Escobar y su Cartel de Medellín eran los contactos de Thornton. Aunque el departamento de Córdoba sí tiene algunas plantaciones de coca no es uno de los grandes centros cocaleros de Colombia. Pero en los ochenta, una zona al sur de Montería sí era un centro importante de logística y distribución de cocaína para el Cartel de Medellín, según una investigación publicada en 1991 por el diario colombiano El Tiempo.
Conocida como el Triángulo de las Bermudas, la zona era un punto de acopio de cargamentos de cocaína que desde allí se enviaban en avión hacia Estados Unidos, muchas veces pasando por Cuba o Panamá, y hacia Europa, por la isla de Curazao. En 1991, la Dirección de Policía Judicial e Investigación (Dijín), de Colombia, hizo un operativo en la zona, como resultado del cual hallaron unas 30 pistas de aterrizaje clandestinas. Por la región pasaba cocaína suficiente para despachar 3,5 toneladas de cocaína en avión cada quince días, como señaló El Tiempo.
EL ACCIDENTE
Algunos detalles del accidente de Thornton siguen siendo una incógnita. No se sabe con certeza por qué Thornton decidió saltar de su Cessna 404 en 1985. Informaciones de prensa afirman que, con 400 kilos de cocaína, el avión tenía sobrepeso y que Thornton botó gran parte de la carga antes de desistir y saltar en paracaídas.
Pero el cómplice de Thornton, Leonard, aseguró que, al sobrevolar Florida, los dos escucharon transmisiones de radio de agentes federales por las que supieron que habían detectado el avión y que incluso lo seguían con jets. Leonard declaró al News-Sentinel de Knoxville que Thornton le ordenó que tirara toda la mercancía del avión.
LA EMPRESA
Con todo lo fantasiosa que puede ser la película, el guionista de Cocaine Bear, Jimmy Warden, sí incluye elementos de la historia real. Durante la cinta, el ficticio detective de policía, Bob, reconoce el cuerpo del narcotraficante Thornton en la vida real, a quien hallaron muerto en el sendero que conducía a una casa en Knoxville, Tennessee. Ese es el momento más realista de la cinta.
Pero, Bob comete un error fáctico. Afirma que lleva años siguiendo a Thornton y que el narco trabaja para una mafia del sureste de Estados Unidos conocida como la Conspiración Bluegrass. Nunca existió tal grupo.
En lugar de eso, Thornton era la cabeza de "La empresa" (The Company), una agrupación gigantesca que operó en las décadas de los 70 y 80 y que tuvo hasta 300 miembros, al igual que barcos y aviones que sumaban un valor de 26 millones de dólares, según las autoridades estadounidenses citadas por el Washington Post.
En lugar de ello, The Bluegrass Conspiracy (La conspiración Bluegrass) fue un libro sobre Thornton y La Compañía, de la reportera Sally Denton. No se conoce si Warden cometió un error de verificación de hechos o si, como es comprensible, pensó que la Conspiración Bluegrass era un nombre criminal más sonoro en el cine que La Compañía.
LA GEOGRAFÍA
Las drogas de Thornton quedaron esparcidas sobre una amplia zona de los estados de Georgia y Tennessee en el Bosque Nacional Chattahoochee. Pero, ¿este parque fue alguna vez foco del narcotráfico? La verdad es que no.
La zona se encuentra a poca distancia en auto de Lexington, Kentucky, base de operaciones de Thornton y La Compañía. La cocaína pudo haberse distribuido fácilmente desde allí a ciudades como Atlanta, Nashville y Charlotte. Pero es escasa la evidencia de que Thornton u otros narcotraficantes usaran habitualmente el bosque como ruta de trasiego de cocaína.
En lugar de eso, el Bosque Nacional Chattahoochee ha sido más conocido por el cultivo de plantas ilegales de marihuana, según el Departamento de Justicia estadounidense. En 2012, más de la mitad del total de plantas de marihuana decomisados en el estado de Georgia se encontraron en esa zona.